En Caracas son cada vez más escasos los carros con letreros en el techo de “taxi” o “libre” que se ven circulando. Una década atrás era esta una de las formas de supervivencia de muchos venezolanos que, en una economía con males crónicos, apelaban al carro de la familia, para así complementar el ingreso económico o quedarse como taxistas a tiempo completo.
Pero la economía hiperinflacionaria también detuvo buena parte de los taxis. Muchos salieron de circulación por su alto costo de mantenimiento, sumado a la escasez de efectivo, que dificultaba las transacciones, ante las fuertes restricciones de los bancos para acceder a bolívares.
La dolarización de la economía venezolana y las plataformas tecnológicas que permiten hacer pagos instantáneos desde distintos bancos contribuyeron a mejorar el escenario. Pero entonces, los problemas con la escasez de gasolina y lo costoso de llenar el tanque en las estaciones no subsidiadas, hicieron inviable la práctica de estar dando vueltas por la ciudad para buscar pasajeros que quisieran un servicio.
Muchos choferes optaron por permanecer estacionados en un sitio, en una especie de base de operaciones, donde esperaban una llamada o un cliente que se acercara y aunque aún los pasajeros pueden llamar a las compañías tradicionales de taxis para solicitar un servicio, como Móvil Enlace, la llegada de aplicaciones móviles de taxis ha impactado fuerte en el negocio.
En 2009 se fundó Uber en Estados Unidos, empresa que revolucionó el sector a nivel mundial. En Venezuela la llegada de las aplicaciones demoró un poco más.
Desde 2015 la app Nekso se puede usar en Venezuela y para el año siguiente ya contaba con más de 200 líneas de taxis afiliadas. Entre sus beneficios, se destacaba el pago con tarjeta de crédito desde la aplicación y conocer la reputación del conductor, como si se tratara de un bien adquirido en Mercado Libre o Amazon.
Desde el año pasado la aplicación de delivery de Yummy: Yummy Rides, ofrece su plataforma para traslados. Sus conductores y los vehículos son evaluados y las personas pueden usar medios de pago digitales como Zelle, pago móvil, PayPal y Pipol pay.
Alfonso Theis trabaja como conductor para Yummy Rides, explica que entre lunes y miércoles por 6 horas de trabajo se hace aproximadamente 30$ diarios y del jueves en adelante hasta 55$ . Esto da un aproximado de 1.000 $ al mes trabajando 6 horas de lunes a sábado. Este monto era incluso superior, pero la competencia ha ido aumentando, pues cada vez más conductores se incorporan, refiere.
El servicio se cobra en base al kilometraje que hay que recorrer. La carrera más corta es de hasta 3 kilómetros y vale 3$. El precio lo asigna directamente la aplicación, pero no toma en cuenta la seguridad de la vía. El detalle es que si el conductor rechaza hacer un servicio, porque la zona es de alto riesgo, se le baja la reputación. La misma se mide por estrellas. El conductor de mayor reputación tiene 5 y si llega a 3 es suspendido.
Yummy Rides se queda con un 25% de comisión de lo producido por los conductores y liquida los pagos los días jueves.
Ridery es otra plataforma de servicio de taxi similar a Uber. Tiene un año prestando funcionando. Al igual que Yummy Rides, exige para ser conductor contar con un carro en buen estado, tener un teléfono inteligente y disposición de atención al público.
Otras aplicaciones desarrolladas en el país se han puesto en funcionamiento. En todas los choferes pueden administrar su carga de trabajo. Encender la aplicación para mostrarse disponibles y apagar la misma cuando lo deseen.
Acuerdo en New York
Recientemente, Uber, afectado por la escasez de conductores y un aumento en las solicitudes de entrega de alimentos durante la pandemia, anunció que incluirá taxis de la ciudad de Nueva York en su aplicación, una asociación que hasta hace poco habría sido impensable con ambos campos luchando ferozmente por los mismos clientes.
Después de un período en el que las esperas para un viaje en Uber se hicieron más largas debido a la escasez de conductores, la asociación aumentará la cantidad de viajes disponibles y les brinda a los taxistas de la ciudad de Nueva York acceso a un grupo masivo de viajeros con una aplicación de Uber en sus teléfonos, reseñó AP.
Hubo indicios de que las tensiones entre Uber y los servicios de taxi habían comenzado a descongelarse a medida que Uber se expandía agresivamente en el muy lucrativo negocio de entrega de alimentos y necesitaba un suministro creciente de conductores de delivery.
Durante la pandemia, las entregas de alimentos de Uber superaron los viajes realizados a humanos mientras millones se refugiaban en sus hogares.
El acuerdo anunciado el recientemente se produce en el contexto de más ciudades que se están moviendo para regular el crecimiento explosivo de Uber y otros servicios de viaje basados en aplicaciones, incluida la ciudad de Nueva York, que impuso un límite temporal a las nuevas licencias para servicios de transporte compartido en 2018.